PATASALADA
- PAQUIDERMO
- 2 dic 2020
- 5 Min. de lectura
Por Teresa Díaz del Guante

En días pasados el COLECTIVO LOS PATA SALADA, se presentaron en LA NAVE, de Arte Escénico Todo Terreno, quien por cierto reinicia actividades con este espectáculo.
LOS PATA, encabezados por Manolo Díaz, presentaron un espectáculo titulado PATASALADA, el cual nos presentó, Abrazo de oso, Un muy largo ensayo para una canción con cuatro acordes, y la lectura en atril de Soundtrack, recomendaciones para despedir un alma.
Comienzo con Abrazo de oso, monologo dirigido al público infantil – aunque creo que nos atañe a todos-. Debo decir que aunque es una pieza corta, realmente es un espiral que te hace andar hasta toparte con el conflicto, el cual no se huele ni se advierte de manera panfletaria, porque una pequeña niña – Dulce María- nos toma de la mano y desde su mundo, sus palabras, trata de desmenuzar aquellos que los adultos llamamos esperanza.
La puesta es sencilla, sobria. Un teclado y un músico, acompañan a Dulce, quien despierta a la ausencia de su hermana, la que de pronto un día simplemente ya no está. Siempre me he preguntado cómo debería de tocarse el tema de la desaparición para el público infantil, también me he preguntado si es pertinente hacerlo, digo, qué tan sano podría ser entablar esa conversación con quien quizá nunca vivirá eso, pero en este país hay cosas que ya no nos quedan lejos. Así que Manolo, nos coloca en los tenis de una niña que solo quiere encontrar a su hermana, una niña que ha resentido su ausencia y que junto a su perro Angus, está decidida a perseguir el olor a fresas, o internarse en el bosque de la fotografía del cuarto de su hermana.

Dulce María nos dibuja la realidad afectada a partir de que su hermana no está, los adultos, intuimos, se han quedado en el “afuera”, su mamá quien no para de abrazarla fuerte como un oso, y su papá quien se ha quedado con una sonrisa a medias, ellos, los adultos, dejan un espacio para que desde la inocencia, Dulce imagine un plan junto con Angus para salir a buscar a su hermana. Atraviesan el bosque, la nieve, lleva sus cosas favoritas y en un punto supone que Ana la escucha.
Celebro la manera en la que cuidadosamente se toca el tema sin recurrir a la violencia, ni siquiera aludir a ella. Finalmente, para los niños buscar bien podría ser una aventura, o su inocencia no abraza del todo la realidad. La puesta no termina con un encuentro, termina como todas estas historias que llenan los periódicos, como todos los niños que esperan a sus hermanos, hermanas, padres, madres, en esa continua lucha y grito por aquello que nos arrebataron, y que todos ellos, dónde sea que estén “sepan que los estamos buscando”. Este cierre me hizo pensar en el poder de la ternura.
Sin duda el musico quien además es Angus, el perro, le da un carácter intimo a la puesta. Cuando la niña imaginaba todo lo que podría hacer para encontrar su hermana, me imaginaba dentro de una cajita musical, francamente esa “ternura” me parece poderosa. Dulce, la actriz, hace un trabajo limpio y cuidado. No es fácil encarar un monologo, tampoco es fácil articular un personaje infantil sin caer en la caricatura de él. Creo que hay un entendimiento por parte de la actriz en el procesar de los niños.
Abrazo de oso, es para mí una pieza redonda, bien articulada, con una dramaturgia que realmente parte del pensamiento del personaje, lo cual evita que sea algo didáctico o panfletario. La música junto con los elementos le dan cierta sobriedad la cual es característica del grupo.

Había tenido oportunidad de ver en línea la obra, Un muy largo ensayo con una canción con cuatro acordes, y verla presencialmente me hizo reafirmar que el hecho escénico es una asunto de convivio, esto lo digo por el impacto que vivió el actor, Manolo, al confrontarse con el público. Muchos pensaran que no es una idea acertada aventarse todo el proceso creativo, yo más bien creo, que es interesante ver como un creador lleva desde el punto cero un montaje, sin duda esto le da otra naturaleza que por supuesto tiene cabida en el Teatro. Me fue muy grato ver a Manolo como actor, escribir para uno es hacerse un saco a la medida, pero por otra parte hay una consciencia del todo. No imagino la puesta con otro actor.
Un muy largo ensayo… es un monologo sobre un músico que encontró en la composición musical la oportunidad para jugar al recuerdo. Fresca, divertida, honesta; es una puesta que habla directamente, conversa con el “otro”. La puesta transita en la comedia, en la narración de situaciones que se van ajustando hasta tener el panorama completo. Cabe destacar la honestidad del trabajo que no cae en la pretensión de “hacer como”, este es el claro ejemplo de montajes que suelen ser tan “ligeros”, que muchos podríamos confundir con lo fácil, pero lo cierto es que el único camino para esta naturalidad es la honestidad y la nula pretensión.
Me parece importante decir que la dramaturgia de Manolo va de una construcción que realmente nos hace atravesar situaciones, nos lleva en espiral hasta confrontar el “aquello” que como todo teatro, siempre son varios temas a la vez. Lo anterior lo menciono porque en el estado nos hemos acostumbrado a montajes o escrituras de ruptura -aparente- la cual muchas veces termina siendo efectista porque partió de la ocurrencia. Hemos querido entender el teatro como un ejercicio de “violencia” pero primero habría que definir lo qué es violencia dentro del teatro, porque esta no podría ir por encima de aquella primicia que es contar una historia – o discurso- el tema no puede ir por delante, y en ese sentido considero que como dramaturgo, Manolo sabe articular sus piezas y tomar decisiones sobre cómo ir develando. Nos va soltando y guiando con una mesura que parece “sencilla” pero no, no lo es.
Sobre Soundtrack, que fue una lectura (por lo que no haré spoiler) puedo decir que junto con las otras dos piezas muestran como el colectivo ha logrado constituir una voz y una estética tanto de montaje como de actoralidad. Hay una mesura y sentido de ritmo que hace que tengan una frescura y naturalidad al momento de "estar". Se nota y es de reconocer el trabajo y el cuidado con el que están en escena. Creo que la manera que tienen de crear, como colectivo y Manolo en lo particular, los hace no solo ser un grupo necesario en Mazatlán, sino en el estado.
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