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MARX EN EL SOHO

  • Foto del escritor: PAQUIDERMO
    PAQUIDERMO
  • 15 dic 2018
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 30 jun 2020

Teresa Díaz del Guante.


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Marx en el Soho

de Howard Zinn.


Acudí a ver cierre de temporada de “Foro escénico TATUAS”. El montaje es de casa, del TATUAS, bajo la dirección de Cutberto López quien es considerado miembro de este grupo desde hace muchos años, aunque esa es otra historia, tengo que mencionar que hay por parte de la dirección un tratamiento diferente que el común sello del grupo, al menos hasta donde mi experiencia me permite observar. El trabajo de dirección es desde mi punto de vista, pulcro, acertado, puntual y con una estética no desbordada.


He de decir que, al saber de este montaje, temí un poco, pues al ser una traducción, es un texto muy pesado, parafraseando a Fito siendo Marx, “es como si le dieran a alguien un elefante” sin embargo, hay un trabajo de adaptación y según entiendo, un ajuste de texto desde el trabajo de montaje, lo cual resultó muy afortunado, es ágil, hay económica de texto, hay por parte del actor, sentido de pertenencia.

He leído muchos comentarios acerca de ver esta obra por tratarse de “Marx” coincido con el Director cuando dice en el programa de mano, que es anacrónico hablar de “Comunismo” en nuestros tiempos, tanto como, en una escala más baja, como aquellos que aprecian el teatro por “quien lo ejecuta” y no por lo que la propuesta pone en la mesa. A lo que voy es que, más allá de la tradición del grupo o la importancia del personaje, no es ese el punto fuerte del montaje, no, lo apreciable aquí es que se está frente a una puesta en escena completa, redonda, un “360” como le digo yo, se nota que la dirección determinó una estética, la cual definió por completo el montaje y no como normalmente pasa que cada uno realiza de manera aislada su trabajo.

La iluminación es más que funcional, he de decir, que he dado funciones en ese foro y siempre he tenido la actitud de que “haremos lo que se pueda”, y me sorprendió la parte que juega la iluminación en el montaje, en un foro que no tiene todas las posibilidades. En este montaje este elemento abona en gran medida, no como normalmente lo vemos, como algo secundario o algo que favorece la escena, vaya que enmarca, no, aquí realmente es intencionada, bella y muy muy cuidada.


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Lo que hace un poco de ruido en este montaje, es el sonido, esa necesidad de “dibujarlo todo” además de que las veces que lo he visto, he notado inconsistencias en la entrada de audios, incluso uno que otro se las ha ido, es un poco lamentable no cuidarlo, cuando el montaje es tan increíble. Hay unos que son muy puntuales, “la internacional”, “la protesta del periódico”, “la señal de arriba”, pero hay de pronto un querer dibujar todo, y no es necesario ya que la capacidad del actor, adelanto, es inmensa. Y bota, pues la iluminación es tremendamente funcional, estética y la parte sonora queda de pronto como adorno, no todo.

En general el montaje vale la pena, y se aprecia muchísimo la consistencia que tiene, el trabajo es redondo, me queda claro que es por parte del director, se nota que diseñó un montaje donde el actor pudiera nadar tranquilo. El dispositivo escénico, es fino, cuidado, una mesa y un par de sillas, que nadie ha sacado de su casa para ponerlas en escena, lo celebro, estamos ya en un Teatro que no tiene que parecer, tiene que ser, y nos ha costado mucho como estado apreciar esta parte, ya que nos clavamos en que el Teatro es solamente la actuación, sin embargo este es un fenómeno escénico donde todas las partes han de jugar lo suyo. Hay un piso negro con líneas perpendiculares, rojas, rojillas, perpendiculares, atravesadas, como atravesados y rojillos terminan siendo todos aquellos que no se permiten pensar igual y han atravesado la historia de la humanidad. los detalles cuidados, la peluca que no la necesitas ver con compasión, como todo aquí cuando se les ve la costura. El periódico que es el “New York Times” en conjunto con los demás elementos, aunque pocos, se ven seleccionados, y ese cuidado yo lo celebro, hay en “Marx” una mirada “quisquillosa”.

Sé qué Marx es un personaje que marcó una generación, Fito para otros también, y este binomio donde Cutberto se une, hace remembranza a aquellos años donde se hizo el Teatro por revolución y aunque entrañable, no me parece justo celebrar el trabajo de ambos, sobre todo de Fito desde ese cariño o admiración, porque así lo he leído. Por lo contrario, el texto, el lado humanizado y sensato en que Zinn nos presenta a Marx, la manera en la que nos mueve a hacia un lugar “no político” y nos presenta a este comunista, me hace pensar, que pudiera no ser necesario conocer, o bien que Marx existiera para quedar atrapado, sin duda esto tiene pulso por el trabajo del actor, es impecable, es cuidadoso, a titulo personal creo que es un trabajo que el director diseño para el actor, y que lo cuido, vaya un traje a medida.


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Y como todo aquello que está para nosotros, Fito hace de la función una clase magistral de actuación, la manera que tiene de moverse, de saberse visto, es de esas cosas que no puede uno explicar, es sencillamente un trabajo increíble. Los audios acertados, son por la realidad que este les alcanza a dar. Fito, emana respeto y admiración por este personaje y eso se nota en toda la parte del discurso político que maneja el montaje, es fuerte, entendido y atendido.

Fito nos propone un Marx que tiene la capacidad de cuestionarse a si mismo, que no se enajena con su propio pensamiento, sin vista nublada ante el fanatismo. Padre de Familia, la limpieza con la que el actor define cada uno de sus personajes familiares y las situaciones que viven es de verdad entrañable, me quedo con la escena de la pérdida de sus hijos pequeños, Fito coloca a su Marx hasta el frente, se vulnera y no hay nada más generoso que un actor que no le teme ni le oculta nada a su público. Fito hace de Marx, un personaje propio, lo delinea de pies a cabeza y de cabeza a corazón y humanidad.

El publico se cae de risa en una escena en el Soho, donde Marx discute con copas encima, el arrojo que tiene el actor es increíble, ¡cuánta verdad!

Cierro mi comentario agradeciendo montajes de calidad, de nivel, que cuidan todo y no justifican la medianía, sino aspiran a un trabajo netamente profesional. Y sin más, tienes que ir a ver a Fito, no a ver a Marx como se ha dicho, como si el trabajo del actor fuera replicar, no, hay que ver la obra, ver a un actor crear con cátedra un personaje emblemático desde su propia persona, creatividad y una visión por parte de la dirección limpia, puntal y estética.

 
 
 

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